Renegociación del TLC Colombia – EE. UU.: alcances, limitaciones y desafíos

Sin duda alguna, una de las más ambiciosas, polémicas y agudas discusiones en el entorno comercial que tendrá que sortear el electo mandatario Gustavo Petro será su propuesta de renegociar (o revisar) el TLC que Colombia suscribió el 22 de noviembre de 2006 y que entró en vigencia en el marco de la Cumbre de las Américas realizada en Cartagena de Indias el 15 de mayo de 2012, tras el anuncio oficial de los entonces presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos y de EE.UU., Barack Obama. Aunque analistas cuestionan si es el camino correcto, la propuesta para generar mayor favorabilidad del posicionamiento del mercado nacional en el escenario global a simple vista podría no ser tan descabellada, aunque deberá analizarse con lupa.

Debate Estratégico Siglo XXI: La Primera Revista Especializada en Asuntos Públicos y Corporativos de Colombia.

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Alcances del TLC EE. UU. – Colombia

 

Importancia del análisis del TLC Colombia – EE. UU.

La Revista Debate Estratégico Siglo XXI ‘Asuntos Públicos & Corporativos’ presenta su análisis sobre la posibilidad de renegociar o revisar el TLC, algunas de las conclusiones tras 10 años de su vigencia y las posibles implicaciones que este Tratado, como un proceso de gran envergadura política y económica, que no puede ser analizado de manera simplista ni fragmentada.

El hecho de ser una negociación directa con nuestro principal socio comercial, la economía más grande del planeta y la principal potencia mundial, lo convierte en asunto del máximo interés público, que implica un alto compromiso de todos los sectores nacionales directa e indirectamente involucrados, y su renegociación o revisión podría ser un acierto, si se realiza con un estricto y objetivo balance y una proyección ajustada a los tiempos de su mandato.

Su renegociación desde el ámbito político, mercantil y administrativo y con las posibles modificaciones legales y jurídicas podría ser un reto de alto nivel, que supondría ponerle acelerador al tema, ya que dado que para 2003 Colombia lideró los primeros contactos para iniciar las negociaciones, pese a las manifestaciones de oposición y toda serie de debates al interior de todas las esferas públicas y privadas nacionales, por lo que tardó casi 22 meses en materializarse.

De hecho, desde su primer año de discusión, el TLC convocó a los equipos de los dos gobiernos partícipes en ocho rondas de negociación, incluyendo a expertos del gobierno de turno, a congresistas principalmente de la comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, gremios, academia y diversos sectores que tenían una alta expectativa con el proceso que culminó en esos meses de trabajo conjunto, que tenían como objetivo central “alcanzar tasas de crecimiento sostenidas superiores al 5% anual se fortalece con el acceso preferencial permanente a mercados de mayor poder de compra y con la atracción de inversión extranjera”.

Su efecto es de tal magnitud en el escenario público y privado, que es imperativo estudiar las principales reformas a adoptar: la promoción de la libre empresa con responsabilidad social, la eliminación de restricciones comerciales, el estudio de aspectos no económicos ni comerciales tales como medicamentos y propiedad intelectual, el reto en infraestructura, transporte y telecomunicaciones, entre otros, y el derrotero en materias como la educativa, fitosanitaria y de infraestructura.

 

Balanza Comercial actual Colombia – EE. UU.

El ABC del Tratado señala que el incremento del comercio bilateral debería generar más empleo y mayores ingresos, permitiéndole a los empresarios colombianos “colocar sus productos en condiciones permanentes preferenciales en el mercado más grande del mundo, con cerca de 314 millones de consumidores, un producto interno superior a los US$15 billones de dólares y un PIB per cápita de USD 49.802 dólares”, siendo un Tratado importante. Países similares al nuestro, como Chile, México, Perú y los centroamericanos, ya han firmado tratados con EE. UU. “buscando que cada vez más productos colombianos “tengan acceso permanente y sin barreras a mercados de países industrializados como Estados Unidos, lo que generará más empleo y bienestar a la población”.

 

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Álvaro Uribe Vélez y Barack Obama, presidentes de Colombia y Estados Unidos, respectivamente en 2010, durante la negociación del TLC.

Cifras del DANE indican que, en los últimos 30 años, nuestro país le ha exportado al mercado norteamericano un total de US$280.232 millones en mercancías, con un margen de US$127.183 millones entre 2012 y 2021, siendo su renegociación o revisión una estrategia que podría fortalecer el posicionamiento del mercado colombiano en la balanza internacional. Al analizar si Colombia realmente necesita renegociar sus tratados de libre comercio, se observa que “a pesar de que los TLC han ayudado al país a insertarse en el mundo”, condiciones adversas de los mercados y las finanzas a nivel mundial le han creado a nuestro país un escenario “no tan favorable”, por lo que la propuesta de Gustavo Petro de renegociar el Tratado sería una oportunidad para subsanar estos vacíos.

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Gustavo Petro, presidente electo de Colombia.

Limitaciones del TLC Colombia – EE. UU.

 

Limitaciones y perspectivas financieras de Colombia

El Informe  del Panorama General del Banco Mundial sobre Colombia ha señalado que, en términos generales “la economía colombiana tiene un manejo fiscal y macroeconómico prudente” y aunque “ha reducido la pobreza y mantenido sus perspectivas de crecimiento”, está en deuda “frente a la mitigación de brechas sociales y de competencias básicas de su población”, ancladas a una baja diversificación de sus exportaciones, lo que la ha llevado a tener un endeudamiento global del 55.4% de su PIB total (US$154.968 millones de dólares) y un decrecimiento de 6.8% del PIB Nacional para 2020, año en el que además la pobreza monetaria fue de 42.5%, hecho agravado por la declaratoria de la pandemia del Covid-19 respecto de 2019, cuando fue de 35,7% y que generó esa variación en 6,8 puntos porcentuales.

 

Limitaciones y perspectivas arancelarias y de infraestructura en Colombia

La presentación para la discusión de la Tercera Reforma Tributaria del gobierno Duque y que hoy es otro de los más álgidos debates que tendrá que sortear el gobierno Petro, tendrá que generar elementos que coordinen las acciones estatales para la reactivación económica colombiana y que pueden brinden seguridad jurídica para otros sectores clave del aparato fiscal colombiano, como el aduanero, arancelario y el fortalecimiento de la infraestructura.

 



Infografía 1. Indicadores: dotación logística (2006). Fuente: World Economic Forum.

Para el año 2006, en el que se suscribió el acuerdo, “un ejemplo de las carencias en materia institucional y de la escasa claridad en las políticas de desarrollo del país lo encontramos en la infraestructura productiva; este indicador ubica a Colombia en el puesto 82 de una muestra de 120 países en el desarrollo sobre dotación en procesos logísticos de transporte de mercancías”, resaltaba para el libro “La letra menuda del TLC” de la entonces senadora Alexandra Moreno Piraquive, con base en estudios sobre los indicadores de dotación logística del Foro Económico Mundial.

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Alexandra Moreno Piraquive, exsenadora y expresidente de la Comisión Segunda de Relaciones Exteriores del Congreso de la República.

Aunque es claro que 16 años después, la situación de la calidad y el desarrollo de la infraestructura ferroviaria, portuaria, aérea y en vial en general ha tenido leves transformaciones, lo cierto es que, en esa línea, es imperativo la revisión de la Política Pública de Puertos “en 10 documentos CONPES entre 1991 y 2013 de manera continua”, tal como lo señaló para mediados de 2021 Juanita Hernández Vidal, Socia Directora de la firma Estudio Legal Hernández ELH Abogados & Asociados. “Por ejemplo, el CONPES de 2013 requiere una actualización a la realidad del país y del comercio internacional”.

 

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Juanita Hernández Vidal, Socia Directora de Estudio Legal Hernández Abogados & Asociados.

Este factor de aceleración en la política portuaria y la diversificación de los medios de transporte “pondría en marcha una reactivación económica con positivos efectos sociales”, que deben apalancar los temas clave del TLC actual y los elementos para discutir su posible renegociación, por lo que en este aspecto portuario y de transporte, Hernández ha recomendado “evaluar los avances logrados por la asociación público-privada para lograr la navegabilidad del río Magdalena con las recomendaciones del CONPES 3758 de 2013”.

Por tanto se debe diversificar el índice de formas de transportar mercancías, “porque en Colombia las vías terrestres representan el 98%”, activando planes para la activación de una red ferroviaria de trocha ancha e intrafluvial “con buques de bajo calado”, lo que requeriría de concesiones modernas que incentiven la inversión en infraestructura y permitan “el crecimiento del mercado interno, a nivel intradepartamental e interregional”, sostuvo Hernández.

 

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Juan Manuel Santos, presidente de Colombia y Barack Obama, presidente de Estados Unidos durante la ratificación del TLC. Noviembre de 2012

Ahora bien, no podemos decir que son desventajas absolutas. Ciudades principales y departamentos económicamente fuertes en Colombia han desarrollado nuevas estrategias comerciales en el que sus progresos industriales han sido destacables. Por citar un caso, Cartagena entre 2010 y 2014 planeó invertir alrededor de US$600 millones de dólares en la ampliación de su capacidad logística y operativa, para recibir los barcos de mayor capacidad, tras la ampliación del canal de Panamá.

 

Limitaciones y perspectivas agrícolas de Colombia

En teoría, los tratados bilaterales o de cuarta generación, pretenden sacar a flote las políticas comerciales de los firmantes, propendiendo por su solidez económica y estabilidad productora. Al analizar el volumen comercial que Colombia genera año tras año, las exportaciones tuvieron un comportamiento negativo, del orden del 6.2% para 2004 en el marco del acuerdo CAN–Mercosur. Algunos de los afectados: la industria avícola, del trigo y la cebada, que ha visto fenómenos como la improductividad, el desempleo y el aumento de pobreza, pese a la participación del sector privado en las negociaciones del Tratado y la inclusión de reservas interpretativas por parte del Congreso de la República, para intentar amortiguar el golpe económico que se avizoraba.

Estas declaraciones interpretativas permitieron renegociar algunas cláusulas que atentaban directamente contra sectores como el agrícola y el de salud, por las condiciones asimétricas entre las dos naciones firmantes. Por citar un caso, mientras que para 2003, en los Estados Unidos el presupuesto anual del sector Agricultura ascendía al orden de los US$100.000 millones de dólares anuales, en Colombia la cifra escasamente superaba los US$61 millones, en una escala de 1.639 a 1, respectivamente.

Para 2004, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural publicó un estudio preliminar sobre la negociación del TLC con Estados Unidos. Los resultados muestran que el total de subsidios promedio al productor en EE. UU. entre 2000 y 2002, alcanzó una suma anual promedio de US$47.792 millones, discriminados en apoyo en frontera, US$16.630 millones (35.4% del total) y ayudas internas US$30.342 millones (64,6% del total), que incluye productos como el arroz, caña, cebada, maíz, remolacha azucarera, sorgo, soya y trigo; así mismo, carnes de cerdo, pollo, res y oveja, huevos, lácteos y lana.

Para el mismo periodo, en Colombia la protección en frontera fue de US$882 millones anuales (77% del total), mientras que los subsidios en servicios generales fueron de US$199 millones y las ayudas específicas de US$62 millones. Por tanto si, como todo indicaba, la ayuda interna a la agricultura no se desmontaba en Estados Unidos como resultado de la negociación, sino que estaba sujeta a los avances que se logren en la OMC en esta materia, seguramente fueron estos factores de incidencia los que alteraron las exportaciones de nuestros productos agrícolas, al tener que competir no solo en condiciones claras de desventaja, sino también con restricciones no arancelarias como las medidas sanitarias y fitosanitarias y las cuotas y contingentes.

Por esta razón, el sector agro entre 2013 y 2014 afrontó un paro campesino, tras la presentación de más de doce reformas, lo que además de amenazar el mercado interno, con sus consecuencias nocivas para la estabilidad social, para asegurar un mercado para las flores, los camarones y algunos productos agroindustriales que tienen altos aranceles en Estados Unidos, mientras que productos estrella como el banano y el café tenían arancel cero, lo que supuso un debate de la seguridad alimentaria nacional vs. las exportaciones para el mercado estadounidense.

 

Limitaciones y perspectivas laborales de Colombia

 

Entre los años 2001 y 2006, la tasa de subempleo en Colombia creció en factor del 6.4%, pasando así del 33 al 35.4% de incremento en ocupación laboral en el último año del período de tiempo señalado, lo que muestra una relación de tres puntos de crecimiento del PIB por uno de desempleo (TD), acorde a la Ley de Okun, en la que se establece que un aumento de un punto en la tasa de desempleo cíclico se asocia con dos puntos porcentuales de crecimiento negativo del PIB real, para evaluar los costos del desempleo.

El crecimiento laboral registrado no se ha traducido en empleo con condiciones estables ni dignas, generando así una “histéresis de desocupación”, debido en gran parte a que los factores que permiten el crecimiento económico no alcanzan a absorber la oferta laboral, desviando así ese crecimiento a una menor acumulación y la inversión local en sectores productivos con un perfil exportador.

 

Renegociar el TLC: desafíos para Colombia

 

‘Crisis de la Tenaza’ y TLC: dependencia económica de Colombia en EE. UU.

El endeudamiento colombiano con las naciones europeas y los Estados Unidos, en la que los gobiernos latinos se enfrentan a una tensión para generar políticas de pagos a los empréstitos pasados, conocida como la ‘crisis de la tenaza’, genera una dependencia económica principalmente del mercado estadounidense, por lo que Colombia debe generar nuevos mecanismos que permitan al Estado Colombiano apalancarse de reformas administrativas tendientes a blindar económica y políticamente a nuestro país ante la implementación del TLC con los Estados Unidos.

 

TLC y Derechos Humanos

Human Rights Watch ha insistido en el riguroso cumplimiento de los compromisos de derechos humanos asumidos en el marco de la firma del TLC para lograr resultados significativos, ya que Colombia tiene el mayor número de asesinatos de sindicalistas en todo el mundo. “Datos de la Escuela Nacional Sindical (ENS), dedicada al monitoreo de los derechos laborales, indica que han sido más de 2.800 los asesinatos denunciados desde 1986”, los que luego de reducirse a 39 en 2007, “se incrementaron a 51 en 2008, 47 en 2009 y 51 en 2010”.

 

Aprovechar el TLC y potenciar el Acuerdo Comercial

 

La exministra de Comercio y actual directora ejecutiva de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), María Claudia Lacouture ha indicado que “solo en los primeros cinco años de la vigencia del TLC, 6.469 empresas incursionaron por primera vez en Estados Unidos, con 356 productos que antes no llegaban a ese país”, por lo que ha señalado que se debe revisar, pero no renegociar el TLC con Estados Unidos.

Y es que, si bien es cierto que el TLC entre Estados Unidos y Colombia ha aumentado 16% las empresas exportadoras, principalmente desde la orilla colombiana no se ha aprovechado al máximo el TLC firmado con los Estados Unidos, tal como lo alertó la auditoria de desempeño 2017 de la Contraloría General de la República.

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Hernando José Gómez, zar negociador del TLC Colombia – Estados Unidos.


En la misma línea, el zar negociador del TLC entre Colombia y Estados Unidos, Hernando José Gómez señaló que existen “todas las herramientas para sacar el mayor provecho” al Tratado, por lo que “podemos tener unas propuestas de valor adecuadas para que muchas empresas internacionales utilicen a Colombia de base de exportación”, lo que permitiría dar mayores elementos para que Colombia le saque el mejor provecho a los 18 diferentes TLC que nuestro país ha firmado.

 

Entonces ¿renegociar o revisar?

Sin embargo, el escenario es más complejo de lo que parece. “Solo en 2016 y 2017 hubo crecimiento de las exportaciones nacionales y la balanza comercial es deficitaria desde 2014”, por lo que se ha dado un balance agridulce en seis años del TLC con Estados Unidos, por lo que Gustavo Petro se comprometió a impulsar las inversiones y buscar renegociar el TLC, “para fortalecer la reactivación económica colombiana luego de la pandemia del Covid-19”.

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Gustavo Petro, presidente electo de Colombia y Francisco Palmieri, embajador encargado de Estados Unidos en Colombia. Julio de 2022.

Según Francisco Palmieri, encargado de negocios de la embajada de EE. UU. En Colombia, aunque no existe un comunicado oficial de la Casa Blanca frente a la propuesta, Estados Unidos estaría dispuesto a renegociar el TLC con nuestro país, “con el fin de que sea más beneficioso para ambas partes”. De darse las condiciones, la renegociación le supondrá retos importantes a Colombia para continuar posicionándose como un destino atractivo, por lo que el nuevo gobierno nacional tendrá que mover sus fichas inteligentemente.

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REVISTA DEBATE ESTRATÉGICO SIGLO XXI

Asuntos Públicos & Corporativos

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