Con el objetivo de generar una
visión compacta y en medio de las diferentes ideologías, formas de pensar y
entender la vida y la sociedad, la Revista Debate Estratégico Siglo XXI
‘Asuntos Públicos & Corporativos’ presenta este informe en el que pretende
demostrar algunos de los más importantes elementos favorables y desfavorables
que han impactado y deberían incidir en la visión colectiva de unidad y armonía
social y cómo se ha venido allanado el camino para dejar atrás percepciones
negativas sobre nuestro país y establecer una sólida perspectiva de un país
vanguardista y a la altura de los retos de la segunda década del siglo XXI.
Unir a Colombia en lo político: construir desde las diferencias
Ideologías políticas, visiones para la unidad
Aunque no lo es todo, una nueva era política debe significar un factor para repensar y replantear el rumbo de una nación que ha enfrentado tantas crisis y que hoy sí representan un pilar fundamental de descomposición social, que nos ha generado una percepción de una patria sin dueño, fracturada y con altos índices de desconfianza institucional y social, que alcanzan cifras sin precedentes en Colombia, según lo señala el estudio ‘Pulso País Colombia’ de la firma de investigación del mercado y encuestas de opinión pública Datexco Company S.A.
Este aspecto puede incidir favorablemente en la cohesión ideológica y social que como Estado debemos consolidar y en el que el papel del nuevo gobierno nacional será primordial, entendiendo que existen una enorme diversidad de formas de ver y entender la vida, la sociedad, la política, la economía y todos los aspectos relevantes para la armonía y convivencia social y la generación de un cambio estructural, que nos potencie como nación en el mapa geopolítico y económico internacional.
El papel del aparato estatal y las instituciones colombianas
Este período de percepción favorable para el país va a depender directamente de la nueva dirección y el impulso de la reconstrucción de la imagen de instituciones como las que componen las Fuerzas Armadas (Ejercito, Policía, Armada Nacional, Fuerza Aérea y ESMAD), el Ministerio Público (Procuraduría General de la Nación y Defensoría del Pueblo), la Fiscalía General de la Nación, la Contraloría General de la República, las Altas Cortes (Corte Constitucional, Consejo de Estado y Corte Suprema de Justicia) y el Congreso de la República (Senado de la República y Cámara de Representantes).
Lo anterior, por cuanto son las entidades públicas señaladas las que principalmente evidencian la desconfianza institucional en Colombia y que fueron las mayormente golpeadas en su imagen ante la sociedad, en el marco de las mayores protestas sociales que vivió Colombia en décadas y que serán las responsables de tejer un nuevo rumbo social y que es uno de los llamados que se le han hecho a nuestro país desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la que Colombia se convirtió oficialmente en el 37º miembro el 28 de abril de 2020, tras un exitoso proceso de adhesión que inició en el año 2013.
Este organismo internacional ha recomendado “recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas
es fundamental para retomar una senda de crecimiento inclusivo y de mayor
bienestar para todos en América Latina y el Caribe” y que en el caso institucional colombiano refleja que para 2018 “la confianza reportada en el
gobierno alcanzó el 27% en Colombia, la cuarta más baja entre los países de ALC
(América Latina y el Caribe) y significativamente por debajo de los promedios
de ALC y la OCDE, 34% y 45% respectivamente”.
El informe además señala que “entre 2007 y 2018, la confianza disminuyó en 24 puntos porcentuales, una de las mayores caídas en la región. La confianza en el gobierno es esencial para la cohesión social y el bienestar, ya que afecta la capacidad del gobierno para implementar reformas” lo que se traduce en desventajas competitivas para Colombia frente al mundo y genera mayores fracturas sociales al interior del país.
Unir a Colombia en lo social: recomposición del tejido social
¿Somos tan diferentes?
Una interpretación de los problemas de Colombia que nos genera un mayor coletazo social es el que señala que somos el único país en el que suceden “cosas extraordinarias” que “no pasan en otros lugares” y que se deriva de nuestra percepción particular frente a las realidades sociales y que se apalancan en el ideario del realismo mágico, un tipo de narrativa en la cual lo extraño y lo peculiar se presenta como algo cotidiano y que, por el contrario, debería incidir en una percepción internacional y local que se concebida “para despertar el interés de los turistas extranjeros que procuran vivencias ‘diferentes’, ‘mágicas’, ‘únicas’ y ‘sorprendentes’”, construida sobre la estrategia de dar una respuesta en la que ”la respuesta es Colombia”.
Paradójicamente, este ideario que debería servir para mostrar las ventajas competitivas de la excepcionalidad de Colombia ante el mundo, se traduce en una percepción negativa sobre nuestra realidad social y que, según lo expone el artículo ‘Colombia, un país normal’ del periodista Javier Mejía Cubillos del portal Forbes, se apalanca “en expresiones de sorpresa contenida como ‘esto definitivamente es Macondo’, ‘esto solo pasa acá’, y, el más reciente ‘esto es Polombia’”, lo que considera Mejía “es una idea que ha impactado inadecuadamente nuestra interpretación práctica de los problemas del país”.
Aunque esta narrativa es completamente equivocada, no se trata de minimizar el debate público frente a los problemas que aquejan a Colombia o que “no sean indignantes desde casi cualquier postura moral”, ya que por supuesto que lo son. Esta concepción es equivocada “porque estos problemas son, en su mayoría, exactamente los mismos que enfrentan el resto de países con niveles de ingresos similares a Colombia”.
Progreso Social como factor determinante de cambio y unidad
El ‘Índice de Progreso Social 2020’ publicado por la organización Social Progress Imperative, que revela que los países de América Latina deben “darle prioridad al progreso social” para que las difíciles condiciones económicas no sean necesariamente un obstáculo para garantizar mejoras en las vidas de los ciudadanos, expone que Colombia ocupa el puesto 60 de 163 países en el ranking mundial de progreso social, con una calificación general de 74%.
Infografía 1. Mapa de Progreso Social. Fuente: SPI. |
El estudio determina 6 niveles para las 163 naciones evaluadas, siendo el 1º Nivel el de mejores ingresos y mayor progreso social y el 6º Nivel el de los países que son generalmente de ingresos bajos, varios como estados frágiles donde la inestabilidad ha obstaculizado el progreso social y algunos que son zonas de conflicto activo. Para determinar los niveles, la organización ejecuta una serie de iteraciones de clústeres y deciden las rupturas comunes, para escalafonar a las naciones según su índice.
Infografía 2. Ranking del Índice de Progreso Social 2020. Fuente: SPI. |
Además, el estudio revela un dato sorprendente: “Una nueva encuesta de Ipsos en asociación con Social Progress Imperative y con el apoyo de la Fundación Skoll indica que la mayoría de los países más afectados por la pandemia de Covid-19 quieren que el progreso social, en lugar del crecimiento económico, esté a la vanguardia a medida que la crisis continúa y una vez termina”. Indica la publicación que “siete de cada diez adultos de 13 países están priorizando la salud y el bienestar de la población sobre el PIB, y más de la mitad quiere que la mejora de los resultados sociales siga siendo una prioridad incluso después de la pandemia se acabó”.
Percepción internacional: una Colombia unida y equitativa
Justicia social: cohesión y transformación
El ‘Informe 2021-2022: la situación de los derechos humanos en el mundo’ de Amnistía Internacional señala que en Colombia “los crímenes de derecho internacional y las violaciones de derechos humanos en el marco del prolongado conflicto armado aumentaron en los departamentos del Chocó, Cauca, Valle del Cauca, Nariño y Norte de Santander” y señala que “al menos 100.000 personas fueron desplazadas o confinadas forzosamente como consecuencia del prolongado conflicto, lo que afectó particularmente a los derechos de los pueblos indígenas y las personas afrodescendientes”.
Además resalta que “los homicidios de defensores y defensoras de derechos humanos y las amenazas dirigidas contra estas personas alcanzaron niveles alarmantes”, hechos que, como se ha resaltado anteriormente, no se pueden minimizar, ocultar ni desestimar, pero que se deben tratar con un debate serio, para que no operen fenómenos de apología, impunidad, no reparación ni repetición, porque “las balas jamás podrán silenciar la voz del que sufre”.
Marca País: unidad y equidad
La ‘Marca País Colombia’, una innovadora e interesante apuesta de envergadura nacional que nació en 2012 con la transformación de la campaña ‘Colombia es Pasión’ (lanzada en agosto de 2005), para generar acciones estrategias tendientes a recuperar nuestro orgullo como ciudadanos frente a Colombia como país, siendo así el único país del continente americano por diseñar una marca que genere identidad compartida y sentido de pertenencia por nuestro territorio, se hace fundamental también en la construcción de unidad y el tejido social para la equidad.
Para la edición 2015 del reporte del Instituto de Mercadeo Europeo ‘Place Marketing and Branding’, se destacó “la evolución y el trabajo de la Marca País Colombia”, que logró cambiar la percepción sobre su imagen y su reputación y que obtuvo “avances significativos gracias al compromiso del Gobierno y la sociedad civil”, en el estudio que además destaca el trabajo de las marcas de ciudades como Barcelona, Hamburgo, Brisbane, Atenas, Cascaes y La Haya y países como Gran Bretaña, Dinamarca y Omán.
En ese sentido, el ‘Observatorio País Marca OBS’ señala que “en el posicionamiento de Colombia existen dos tipos de asociaciones: una productiva y positiva, dada por los resultados del sector cafetero”, así como la amabilidad, alegría y diversión, y otra negativa “que recoge dos temas críticos: el narcotráfico y el terrorismo”, así como la inseguridad y la corrupción.
En ese sentido, un sector clave para “desengatillar el imaginario de la guerra y la violencia” es el cultural, en el que el arte por la vida y la cultura de la paz sean protagonistas y reconozcan los saberes regionales del pueblo colombiano, con un marco de principios humanistas, entendiendo la necesidad de respetarnos para vivir colectivamente y vivir mejor, entendiendo la dimensión cultural de nuestro territorio y entendiendo que “la vida es una obra de arte”.
Perspectiva internacional: Unidad en Colombia
Tras una revisión a los informes donde los ministerios de Asuntos Exteriores de España, Inglaterra, Francia, Estados Unidos y Alemania dan recomendaciones a sus coterráneos que quieran visitar a Colombia por negocios, turismo, formación académica y/o vivienda, se observa que “a pesar de que la percepción internacional sobre Colombia es que ha mejorado sus índices de seguridad, la venta de drogas, la delincuencia común y los grupos al margen de la ley continúan siendo una amenaza internacional”.
Más allá de las visiones de paz de los colombianos, con los múltiples desafíos y críticas que se han hecho, cuatro años después de los acuerdos de paz en Colombia, un análisis prospectivo realizado por la Fundación Carolina Colombia – Cooperación Española, la Agenda 2030 y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo - AECID, liderado por el profesor titular de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona, Rafael Grasa Hernández, expone que “más allá de la refrendación social, lo cierto es que el Acuerdo Final fue acogido de forma muy diferente en la esfera internacional y en Colombia” y resalta que “saludado y elogiado una y otra vez en la esfera internacional, al constituir la única buena noticia en un momento en que escaseaban los éxitos en gestión de conflicto”.
Rafael Grasa Hernández. Académico e investigador español. |
El Informe destaca que “la legitimidad,
apoyo y prestigio internacional que el Acuerdo final significó para Colombia
influiría en la finalización, por ejemplo, del proceso de negociación iniciado
años antes, de adecuación e ingreso del país en la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)”, lo que influyó además en un
cambio en la percepción extranjera respecto de la imagen país de
Colombia, en la que se identifican cinco
dimensiones que influyen en la imagen país, como lo son “el conocimiento del
país, la orientación industrial, las actitudes de los visitantes, las
percepciones de los prospectos y las preferencias e intereses asociado a su
imagen”.
Visión colectiva: hacia un paradigma internacional de unidad
El análisis ‘¿Cómo influyen las percepciones en la política exterior colombiana? Un análisis desde el constructivismo’ de la Universidad Jorge Tadeo Lozano expone que existe una “interdependencia en la conformación de intereses e identidades, que se alteran a medida que avanzan las relaciones con los otros Estados” y analiza la evolución en los últimos 15 años de la política exterior colombiana, en el que “la identidad del Estado se modificó, lo cual cambió, a su vez, la percepción de la imagen del país en el exterior”.
Este hecho, argumenta el estudio “facilita, entre otros asuntos, la cooperación con distintos países. la política exterior colombiana y las relaciones internacionales desde un marco conceptual basado en el constructivismo”.
Precisamente, el proceso de paz y
la mayor estabilidad económica han puesto a Colombia en el foco de las
oportunidades para otras naciones, lo que ha hecho que los extranjeros tengan una mejor percepción de
nuestro país, hecho que ha marcado a Colombia
“como una prioridad en los planes de expansión de compañías, así como de
colaboración para una gran número de Gobiernos en el exterior”, por lo que la
visión desde fuera es que ahora “tiene un gran potencial y se ha convertido en
un modelo para Latinoamérica”.
Siendo esta visión una que “no se concentra solo en el plano económico, sino que se extiende hasta el punto de vista político y social”, como actores del cambio y la unidad nacional, los medios de comunicación, el sector privado y la sociedad en general tenemos un enorme reto de generar una visión de una Colombia unida y con armonía social, que ya tiene allanado el camino, gracias a que, desde el exterior “Colombia ha logrado dejar atrás la imagen negativa que tenía en décadas pasadas”, contando con una estabilidad nacional “que la convierte en una economía atractiva”.
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