Construir tejido social, generar una sociedad más democrática, incluyente, informada y consciente de su realidad, son parte de uno de los dos grandes pilares sobre los que se fundamenta Debate Estratégico Siglo XXI, la Primera Revista Especializada en Asuntos Públicos y Corporativos en Colombia. Precisamente, la formación de una ciudadanía capaz de entender su entorno, de ser crítica, analítica, con criterio y calidad de información, corresponsable de las decisiones que tomen los gobernantes de turno, independientemente de sus posturas e ideologías partidistas y colores, hacen parte del gran eje de los Asuntos Públicos, que articulada con un mejor sector Corporativo y Empresarial, podrán solidificar y darle un nuevo significado a nuestro Estado Colombiano y a nuestra sociedad.
Claves de una mejor democracia
Democratización estatal
Uno de los grandes desafíos que enfrentamos como sociedad, es el de ser cada vez mejor; pero no mejor desde una posición particular e individualista, sino desde una visión cosmopolita, vanguardista y eminentemente colectiva, que nos haga fortalecernos como Estado y que hagan de nuestro país uno que brinde más y mejores oportunidades de desarrollo y cambio, para una sociedad claramente fragmentada y que anhela una verdadera unidad, que en realidad cese la horrible noche y que mitigue los devastadores efectos de incontables décadas de violencia política y social.
A 30 años de la declaratoria de expedición de la nueva Constitución Política de Colombia, que tiene un gran legado y paralelamente varias deudas pendientes en el marco de su conmemoración, son la democracia y la formación de un verdadero ecosistema electoral las pautas principales para la formación de esos nuevos y mejores ciudadanos, conscientes de sus deberes y de sus responsabilidades, así como de los mecanismos para la exigencia del pleno goce de sus derechos ante el Estado.
Políticas Públicas
En dialogo exclusivo con la Revista Debate Estratégico Siglo XXI ‘Asuntos Públicos & Corporativos’, Juan Carlos Arenas, periodista, docente universitario, experto en comunicación política y gubernamental y Director de la firma Ecosistema Electoral, que se encarga de estructurar lineamientos de campañas ideales en escenarios electorales, elaborar discursos exitosos y comunicar a través de la imagen y la comunicación, para buscar que el candidato fortalezca su rol de gobernar y comunicar exitosamente, aplicando principios de mecánica política y de política gubernamental.
Revista Debate Estratégico: Usted ha afirmado en varias ocasiones que una de las primeras políticas públicas en las que participaron los ciudadanos fueron las elecciones de sus gobernantes ¿Cómo sustenta usted esta afirmación?
Juan Carlos Arenas: “Para contextualizar, quiero iniciar con dos conjunciones clave en el escenario político colombiano: una, entre Estado, institucionalidad y sociedad civil: el secreto de nuestra democracia está entre la armonía entre estos tres elementos, que no se puede fracturar en un Estado democrático; y el segundo, es entre lo público y lo privado: la relación entre Estado y gremios es fundamental para el desarrollo socioeconómico, incluso cultural y social de un país.
Dicho esto, quiero decir que en lo referente a la política pública, tiene unos ciclos que pasan directa e indirectamente por la libre elección que tengan los ciudadanos de sus gobernantes, que le permitirá construir ciudad y generar ciudadanos satisfechos; un ciudadano que venda su voto a un candidato ¿cómo podrá hacer parte de un escenario de concertación o de política pública, por ejemplo, en un plan de desarrollo? No tendría la cara ni la dignidad para hacerlo. Su ciudadanización queda totalmente desvirtuada, por lo que la verdadera política pública es la elección libre de sus gobernantes.
Hoy en Europa se habla del concepto de polis cities, que significa que las campañas políticas no son sólo la foto y el slogan, de algo tan estético; no, ahora se van a ganar las elecciones con políticas públicas. Hoy en Colombia pasó algo muy importante, y fue la elección del mandatario nacional, en su tercera fase de relato, él tomó el plan de gobierno del mandatario anterior e hizo política desde la construcción de políticas públicas. Y los ciudadanos debemos comprender que democracia no es sólo ir a votar, ni es sinónimo de elección sino de muchos más elementos, aunque sí es cierto que esa es la primera política pública que reviste al ciudadano de gobernanza.
El secreto de un ente Estatal, de la Administración Pública y de un buen gobierno está en la buena gobernanza, que no empieza cuando el mandatario se posesiona, sino cuando se elige y se configuran todos los elementos propios de la buena organización del certamen electoral en un país”.
R.D.E.: ¿Considera usted que la Democracia es un escenario de empoderamiento ciudadano?
J.C.A.: “Por supuesto que sí. El día en que la democracia deje de ser un escenario de empoderamiento y concertación ciudadana, será el día en el que deje de ser democracia: y algo que existe mucho más allá: normalmente el Estado tiene tres elementos claves para construir una verdadera sociedad: su presupuesto, su plan de desarrollo y su plan de ordenamiento territorial. En ese orden de ideas, creemos que ya existen los presupuestos participativos en varias regiones del país, lo que considero un avance significativo en cualquier proceso de concertación y de gobernanza.
Pero debemos ir más allá, y es la rendición de cuentas: este no puede ser un elemento exclusivo de la administración pública, cuando en muchos casos se presta simplemente para maquillar los procesos. Nosotros debemos tender a que la rendición de cuentas la realice un observatorio ciudadano, uno social que permita mirar la destinación real de los presupuestos participativos, su inversión, cómo se invirtió y la destinación que tendrán los rubros que no se utilizaron.
Es precisamente ese el siguiente nivel, ya que la rendición de cuentas no es simplemente ir a escuchar al gobernante de turno. En este escenario debe existir el respeto por el ciudadano y la verdadera destinación del erario público, que es el verdadero respeto al ejercicio de la gobernanza. Existe ese error de metodología en el escenario de la rendición de cuentas, que se debe tender a mejorar”.
R.D.E.: ¿Cómo y por qué razón considera usted que los escenarios democráticos son los espacios en los que se tejen mejores relaciones ciudadanas y se construyen ciudades y sociedades?
J.C.A.: “La institucionalidad debe servir para solucionar el déficit de concertación y de dialogo ciudadano, con verdadera participación. En Bogotá, por ejemplo, se hizo una billonaria inversión para la construcción del Metro de Bogotá ¿a cuántos ciudadanos se les consultó sobre la destinación de esos recursos o los aspectos técnicos de esa trascendental decisión? Y esto sucede sobre el erario público en muchos municipios y ciudades del país, sin consultar en realidad con los ciudadanos ni los electores. Yo considero que más allá del ejercicio de socialización, hay que buscar la participación directa y que el ciudadano tenga en realidad ese poder de decisión.
Quiero hacer referencia a un tema clave de desarrollo en esta línea: en el borrador de la Reforma Política, muchos esperábamos el acápite de participación ciudadana; esta reforma más que política, pareciera una reforma electoral. Es que el ciudadano no puede ser tenido en cuenta únicamente para votar y para pagar impuestos, definitivamente no. Debe ser tenido para diseñar la ciudad o el territorio que él quiere. Uno no puede cambiar ciudades sino cambia ciudadanos, si no los invita a votar y ejercer una verdadera participación”.
Corresponsabilidad ciudadana
R.D.E.: Desde su experiencia en la Academia y su visión como politólogo ¿Qué consejo les daría a los ciudadanos que consideran que las elecciones no construyen relaciones sociales, no cambian las sociedades, que “todo seguirá igual” o que ir a votar, participar en una elección o ejercer su derecho al voto “no sirve de nada”?
J.C.A.: “Las leyes no cambian realidades, las políticas públicas sí. Uno no puede votar mal el domingo y creer que el martes siguiente todo se va a hacer bien. Y no ejercer esa ciudadanización, que es un concepto que hoy se utiliza en México y en España, es atenerse al hecho que si uno no usa ese derecho a elegir, otros lo harán por uno, aunque si uno no decide en cierta forma resulta siendo parte de una decisión.
Es muy importante que los ciudadanos empiecen a entender entre propuestas deseadas y propuestas posibles. Una cosa es lo que el candidato radica en su programa de gobierno ante la Registraduría, otra cosa es lo que incluye en su plan de desarrollo y otra lo que finalmente resulta ejecutando.
El problema de redactar un plan de desarrollo es que se ajuste jurídicamente y que esté dentro del ordenamiento legal, además está la limitante de los rubros, que es lo que hace ‘posible lo posible en el Estado’. No puede haber voto inteligente y responsable si no estamos verdaderamente informados. Debemos conocer muy bien que está plasmado en el plan de desarrollo y la hoja de vida del candidato; pero no la trayectoria académica o profesional del postulado, que puede estar correcta, sino de su comportamiento, de su ejemplo y de su coherencia como ciudadano. Debemos tener inteligencia electoral”.
R.D.E.: ¿Qué corresponsabilidad considera usted que recae sobre los aspirantes a los cuerpos colegiados o cargos uninominales al ser revestidos con el poder ciudadano? ¿considera usted que quienes no logran alcanzar el umbral y 'se queman' no tienen una responsabilidad ante sus electores o la sociedad en general?
J.C.A.: “Esta pregunta verdaderamente inteligente, que pocas veces me la han planteado, es un factor clave. Considero que muchas veces el candidato elegido cree que los ciudadanos se le deben a él. Pues no, él se le debe a los ciudadanos. Y ese candidato, al ser elegido debe dar cuenta una verdadera cuenta de sus actos y que genere verdaderos escenarios de concertación, que socialice con los ciudadanos electores y que represente en realidad sus verdaderos intereses. Y si no existen estos dos elementos, suceden dos cosas peligrosísimas: vuelven su credencial un activo personal y pasa algo peor y es que algunos grupos políticos mutan a grupos económicos, perdiendo el interés en el ciudadano y en el territorio.
La ley 1909 de 2018, que es el Estatuto de la Oposición, reviste al segundo en renglón en una elección uninominal a llegar a la corporación colegiada en el territorio, algo que en lo particular he criticado muchísimo. Sin embargo, en ese escenario, el candidato derrotado creo que tiene dos opciones: lo primero, es no ‘dejar abandonados a los suyos’, porque esto significaría que simplemente tenía un interés electoral y ya; lo segundo, lo mínimo que debe hacer es dar las gracias a sus electores y a quienes depositaron su gesto de confianza en él y coadyuvar en esos escenarios de concertación y decisión.
Hoy, es increíble el escenario que se está dando, y es que el control político no se está dando desde las corporaciones públicas, sino desde los medios de comunicación. La democracia dio un paso hacia adelante, pero dos pasos hacia atrás. La gobernabilidad no es solamente alinear agendas políticas, sino también ejercer control político, mantener una oposición, de control, de regulación y mitigar el exceso de poder, que es igual a dictadura”.
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