Redacción Editorial | Junio de 2021 – Si bien es cierto que los medios de comunicación deben lograr la mayor objetividad posible, escuchar a las partes y entender lo que sucede alrededor de los hechos que se investigan, también es cierto que las editoriales y columnas permiten que un director o un periodista de un determinado medio de comunicación pueda “salirse” de ese esquema sólo en ese texto en particular y expresar su opinión sobre los hechos que aquejan a la sociedad civil, que es a la final a la que debe informar y presentar argumentos para que sea esta quien determine cómo pensar o actuar. Y sí, muchos medios masivos o alternativos de comunicación lo hacen de forma desmedida, lo que seguramente ha llevado a prender aún más la más voraz ya existente llama que hoy tiene a Colombia en medio de uno de los mayores paros de toda su historia, lo que debería llevar a hacer un profundo análisis sobre el papel que cada uno desempeñamos en el País desde nuestro rol y cotidianidad.
El rol que desempeña el Gobierno Nacional, el Congreso de la República, las Altas Cortes, los entes de investigación y control, los medios de comunicación, la Fuerza Pública, las grandes personalidades y artistas del País, los colombianos en el exterior, los extranjeros residentes en Colombia y la Sociedad Civil en general, es definitivamente diferente, sin embargo, sea cual sea nuestro rol, seguimos siendo colombianos o simplemente nos hace hablar de algo en común: el Paro Nacional en Colombia. Y es que, revisar la Constitución Política de Colombia es darse cuenta de algo básico y común: del pueblo colombiano y de la soberanía que en él reside emana el poder público, y las autoridades en el País están instituidas para proteger a todos los residentes en Colombia, por supuesto a la par de asegurar el cumplimiento de los deberes del Estado Colombiano y de los ciudadanos.
Es por esto que todo lo que los ciudadanos, desde uno u otro sector, jerarquía, rol, fuero, instancia, entre otras, debe propender por el efectivo goce de los derechos ciudadanos, el cumplimiento de los deberes y la exigencia al Estado de la plena garantía de ambos, todo esto con el liderazgo del Gobierno Nacional que es elegido por el pueblo y para el pueblo, a fin de lograr el cumplimiento cabal y efectivo de lo que la Carta Política dicta, en una clara colaboración armónica de todos los que de la norma de normas dependemos. Sin embargo, lo sucedido en el País desde las manifestaciones de finales de octubre de 2019, la declaración de la pandemia del Covid-19 y en particular de lo sucedido desde el pasado 28 de abril no es precisamente el reflejo de lo anterior, aunque evidentemente deben ser las instancias judiciales nacionales e incluso las internacionales las que en estricto derecho deben juzgar el actuar de cada uno desde su rol particular, no de los medios de comunicación que deben informar y poner su grano de arena en el análisis de los hechos, mas no de juzgar lo que se hace o no en el País.
Y aunque la premisa de que los todos los colombianos podemos y queremos ser mejores es cierta, también lo es que en el agitado momento de coyunturas y la agudización de las crisis olvidamos nuestro actuar y en ocasiones perdemos la compostura y se hacen cosa lamentables y que hoy generan el repudio de la Comunidad Internacional, la cual hoy por hoy respalda el dialogo y la negociación como única vía para una salida sostenible a la crisis que enfrenta Colombia, que exige reconciliación y el fin de la violencia. Y aunque son muchas las aristas de la coyuntura en particular, diversos los excesos y el análisis exige una profunda reflexión para lograr sacar a Colombia de la crisis en medio de otras crisis, para hacer de Colombia un verdadero Estado Social de Derecho, lo cierto es que se deben reconocer y las culpas y virar el camino hacia el mejoramiento de una Nación rica, diversa, maravillosa y fructífera que hoy más que nunca reclama nuevos horizontes, por lo que la reflexión debe ser una constante y el análisis de los hechos nos debe hacer mejores ciudadanos y darle a los responsables de delitos cometidos el más duro peso de la ley.
Es por esto que, no con ánimo aún más incendiario, sino por el contrario, de la manera más humilde posible, desde este espacio y de la forma más respetuosa posible, como director de un medio alternativo de comunicación y análisis, reitero, sólo por ser el espacio propicio de una editorial, considero que el Paro Nacional debe servir para que el Estado analice la forma y los métodos en los que utiliza el imperio legítimo de uso de las armas de sus fuerzas públicas para la protección del Pueblo y todas las herramientas del andamiaje del Estado Colombiano se vuelquen hacia la atención de las necesidades más sentidas de los colombianos., a la par de instar de la misma forma respetuosa y humilde a los que en vez de armas empuñan un micrófono o un bolígrafo para entender que nuestro rol es el de informar y dar puntos de vista y análisis, no de juzgar, y que todos los colombianos busquemos mecanismos y alternativas en democracia y derecho para ser más fraternos y que engrandezcamos a este País que todos, con nuestra diversidad de visiones y de entender la vida, amamos y le queremos endilgar un lugar importante en la Historia Mundial.
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REVISTA DEBATE ESTRATÉGICO SIGLO XXI
Asuntos Públicos & Corporativos
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