Nueva calificación internacional de Colombia: análisis de algunos de los efectos y retos fiscales para nuestro País

Redacción Económicas y Financieras | Junio de 2021 – La agencia de calificación de riesgo en servicios financieros Standard & Poor's Financial Services LLC (S&P), considerada una de las tres agencias de calificación de crédito más grandes, con Moody's y Fitch Ratings, redujo a mediados del pasado mes de mayo la calificación crediticia de Colombia, quitando la nota de grado de inversión que nuestro País ostentó según esa firma por una década. La Revista Debate Estratégico Siglo XXI – Asuntos Públicos & Corporativos dialogó con algunos expertos y firmas de consultoría, quienes dieron su visión sobre los posibles impactos que esto le podría traer sobre las finanzas públicas del País.

Sede de Standard & Poor's Financial Services LLC (S&P) en Nueva York, Estados Unidos

S&P y otras pesadillas

El pasado 19 de mayo la agencia calificadora S&P rebajó la calificación de Colombia de BBB- a BB+. En términos prácticos “esto significa una advertencia, pues esta es solo una de las tres calificadoras que definen el grado de inversión de un país”, advierte Alejandro Garavito Carrascal, economista de la Universidad Nacional de Colombia, estudiante de Maestría en Economía de la de la Universidad de los Andes y contratista del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Y es que “esta noticia se dio a conocer luego de que se rechazara la Reforma Tributaria, necesaria para cumplir con las obligaciones de nuestro país”, advierte.

En el mismo sentido, Juan Carlos Cortés Moreno, Administrador Público y Representante Legal de la firma de Asesoría y Consultoría en Gestión Pública y Privada JYT S.A.S., sostiene que “el Gobierno Nacional había presentado la Reforma Tributaria con el fin de que las calificadoras confiaran en que Colombia tendría cómo cubrir su deuda fiscal”, por lo que enfatizó en el hecho que “de ahí radica la importancia de la Reforma Tributaria, la cual tiene que ir”. Y es que esto le plantea retos importantes al nuevo ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, “quien está sorteando los sucesos para que el nuevo texto presentado al Congreso de la República sea óptimo y se ajuste a todas las partes”, señala Cortés.

Y aunque como lo señalara Garavito, este hecho no es más que una advertencia “a corto plazo puede verse reflejada con una tasa de cambio y una tasa de interés más alta”, por lo que, para el economista “a mediano y largo plazo, dependerá de las otras dos calificadoras y de la nueva Reforma que se le presente el País”, por lo que, para él “no hay que ignorar los problemas fiscales estructurales que tiene Colombia, pero tampoco las necesidades y realidades familiares del país, tarea que parece el nuevo ministro tener presente”, ante lo cual señaló que “por ahora tengo fe en que Restrepo hará un excelente trabajo”.

Por otra parte, “las exenciones tributarias otorgadas en la Reforma Tributaria anterior han evidenciado las malas decisiones económicas ya que el país dejo de recibir ingresos, que en estos momentos hacen falta”, sostuvo Cortés Moreno, ante lo cual queda en evidencia que, en conjunto con lo mencionado por Garavito, no le plantea más que retos al ministro de Hacienda y Crédito Público, quien deberá lograr mantener la confianza inversionista en el País, lograr tramitar de forma expedita la Reforma Tributaria en el Legislativo Colombiano y lograr enviar un mensaje de tranquilidad al País, a la par de hacer que el nuevo texto sea bien recibido por la Sociedad Colombiana y que este no vuelva a encender la mecha de nuevas protestas sociales.

Efectos y desafíos sobre las empresas colombianas

David Sánchez, profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, Especialista en Gestión de Riesgos Financieros y Máster en Administración Financiera de la Universidad Sergio Arboleda, señaló que el impacto que traerá la baja en la calificación crediticia de Colombia generará efectos evidenciables principalmente en el mediano y largo plazo, aunque en el corto plazo ya se empiecen a conocer algunos coletazos de esta situación, que se ven desde varios frentes. “El primero y el más relevante para el País, es que esto eso tiene un efecto en cascada, en el que si el Soberano es degradado en su calificación crediticia, de ahí para abajo a las empresas, bancos, entidades y personas naturales también se les baja su perfil crediticio, de manera automática” y recordó que las calificadoras de riesgo no analizan al Estado como un área independiente de la economía.

Para Sánchez, “otros efectos de corto plazo que se empezarán a evidenciar son por ejemplo el hecho que se encarecerá el costo de los recursos de capital para la financiación tanto de proyectos públicos como privados”, lo que generará que los costos de la generación crediticia del retorno mínimo de los inversionistas internacionales sea cada vez mayor “lo cual nos aumenta nuestra obligación de brindar mayor rentabilidad a los inversionistas”, que hace parte de los desafíos fiscales que enfrenta Colombia con esta calificación, “lo que es implícito en un encarecimiento de los recursos de capital”, por lo que el reto que tiene ahora el Gobierno Nacional es a minimizar los impactos del encarecimiento de los recursos de capital vía deuda, por lo que “con la apretada situación fiscal que se tiene, no es un panorama muy agradable”, sostuvo.

Lo anterior, expone el profesional, “porque no se ha podido completar el trámite de una Reforma Tributaria que permita garantizar los ingresos para cubrir todo el gasto social” y en su visión, advierte que es mayor el riesgo “de llegar a aprobarse todos los pliegos del Comité del Paro, que puede llevar una presión fiscal profunda sobre el Gobierno, obligando a que se financie, por un lado insuficiente con la aplicación de tributos que posiblemente desestimule la inversión privada y el empresariado privado” y lo que no se logre por esa vía, necesariamente se vería obligado a hacerlo por deuda o enajenación de activos “tema que “es bastante cuestionado por la sociedad colombiana, lo que no facilitará en un principio la venta rápida de algún activo estratégico de la Nación”, que en realidad hoy son pocos, quizá sólo Ecopetrol e ISA, ante lo que expone que “el hueco fiscal que quedará implicará que el costo del servicio a la deuda se encarezca”.

Sánchez sostuvo que en promedio Colombia paga cupones del 4.5% al vencimiento más largo, lo que podría implicar que se paguen primas de riesgo de 2 puntos adicionales, que se podrían incrementar en el orden del 4,5% al 6,5% por el financiamiento de la deuda por billones. “Por ejemplo, el financiamiento de $100 billones de pesos se puede traducir en 600.000 millones de pesos, solamente en servicio a la deuda”. Y concluyó señalando el que considera uno de los mayores riesgos en materia fiscal para el País, “que de hecho es uno que poco se ha vislumbrado” pero que tendrá impactos bastante negativos “y es que al considerarse que Colombia es un país riesgoso, baja la calificación crediticia de todos sus componentes, entre ellos lo que incluyen los títulos de deuda, entre los cuales se cuentan los fondos de inversión y los fondos de pensiones, que a su vez hacen inversiones, para los excedentes de recursos”, por lo que si se baja la valoración de este tipo de títulos “estamos prácticamente abocados a que nuestras inversiones se vean reducidas en esa misma cantidad”.

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REVISTA DEBATE ESTRATÉGICO SIGLO XXI
Asuntos Públicos & Corporativos

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