Debate Estratégico Siglo XXI, la Primera Revista Especializada en Asuntos Públicos y Corporativos en Colombia, realiza un análisis sobre lo que algunos expertos internacionalistas han denominado ‘el principio del fin de las monarquías en el mundo’ tras el deceso de la Reina Isabel II de Gran Bretaña y el ascenso al trono de Carlos III, tras una sucesión que se sabía se daría, pero que sigue generando críticas por los hechos que rodearon la desaparición de Ladi Dy y la coronación como Reina consorte de Camila Parker, en medio de innumerables aspectos sin resolver por parte de la Corona Británica y los escándalos que han rodeado a una de las monarquías más antiguas y poderosas del mundo. ¿Será ‘el principio del fin’ o esto es sólo un período de transición?
Configuración de las monarquías en el mundo
Aspectos territoriales
En la actualidad 44 Estados soberanos del mundo tienen monarcas, sin embargo, las atribuciones y poderes de cada uno varían, divididas en monarquías absolutas, constitucionales o parlamentarias, híbridas, hereditarias y una particular, como lo es el caso del Principado de Andorra, aunque de estas 44 se reducen a 29 países, ya que para el caso de la Monarquía Británica, la Corona “es soberana de quince Estados independientes constituidos en Reino y que forman parte de la Mancomunidad de Naciones: Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Bahamas, Granada, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Tuvalu, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Belice, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves”.
Actualmente, las monarquías como sistemas de gobierno o de apoyo al Estado son en algunos casos diametralmente diferentes a otras, situadas principalmente en el Medio Oriente y Europa, siendo así las más conocidas las de Gran Bretaña, España, Dinamarca, Arabia Saudita y el Vaticano, siendo en este último caso el Papa Francisco su actual mandatario, aunque existen otras menos conocidas como Tailandia, Bélgica, Luxemburgo, Suecia, Mónaco y Japón, que sigue bajo la ancestral tradición del Emperador.
El estudio ‘Conformar la Monarquía Hispánica: Cultura política y prácticas dinásticas en los siglos XVI y XVII (COMHIS)’ del Centro I + D Proyectos de Investigación sostiene que “del funcionamiento político, se estudia la praxis de gobierno específica de los territorios de frontera, donde los límites prácticos de la soberanía monárquica se ponían a prueba de modo más explícito y constante por sus características peculiares, distintas a las que poseían los territorios situados lejos de potenciales enemigos; se abordan las áreas fronterizas de la Península Ibérica (fronteras franco-hispana y luso-hispana), analizando las consecuencias sociales, culturales y políticas derivadas de la condición fronteriza con el fin de comprobar si efectivamente los territorios fronterizos y sus élites desarrollaron formas políticas e identitarias específicas que determinaron su configuración interna y un estatus peculiar en el entramado territorial de la Monarquía. También se estudia el modo en que la Monarquía proyectó su influencia y el modo en que gestionó determinados conflictos por vías alejadas de la coacción y la imposición forzosa, con el fin de valorar qué agentes, retórica y mecanismos se emplearon para su resolución o para su memoria”.
La Corona: un símbolo de representación popular
Marcela Martínez, internacionalista. |
De acuerdo con esto, en
diálogo con Debate Estratégico Siglo XXI, Marcela Martínez, profesional en
Relaciones Internacionales y Estudios Políticos de la Universidad Militar Nueva
Granada y profesional en Administración Pública y Gobierno de Escuela Superior
de Administración Pública (ESAP), quien adelanta además estudios de maestría en
Seguridad y Defensa y que se ha
desempeñado como Secretaria de Gobierno, alcaldesa (e) Policarpa Nariño y liquidadora
de contratos en la Secretaria General de la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Vicepresidencia
de la República, expuso sus opiniones sobre este aspecto y señaló en esa medida
que “de ninguna manera el deceso de la Reina Isabel es el principio del fin de
la monarquía”, sino que es “todo lo contrario lo que está demostrando”.
Lo que denota este hecho “es el fervor ciudadano, el fervor popular, el fervor social que sienten los ingleses por la monarquía” por sus instituciones con el derecho consuetudinario, por sus costumbres, y expuso que aunque la monarquía como institución ha tenido grandes problemas y dificultades “esos problemas no son ajenos a ninguna institución en el mundo” y expuso que si bien es cierto que puede existir un mayor o menor grado de corrupción o desprestigio de estas instituciones, al igual que de los órganos de justica o de las Fuerzas Militares de un país, esto no va a significar que “instituciones tan solidas como lo ha sido la Monarquía, incluso con sus épocas más sombrías en las que ha sido objeto de crítica, es en medio de todas estas circunstancias una institución que se ha superado a sí misma, ya que en el caso particular de la Corona Británica, sus ciudadanos se sienten representados en esa institución.
Diana de Gales |
Martínez sostuvo que aunque en principio se estimaba que Carlos III sería blanco de muy fuertes críticas, lo cierto es que “el sucesor de la Corona gozará del mismo fervor y aclamación popular, ya que no se trata de Carlos III, no es una cuestión personal ni particular sobre él, sino es que se convierte en la representación de lo que es y significa la Corona en sí misma”, por lo que definitivamente no cree que todos estos acontecimientos históricos deriven en el principio del fin de la Monarquía, que representa un poder del pueblo y de la soberanía que como Estado tiene Gran Bretaña y que aún tras el paso de los años y de los ataques que justificada o injustificadamente puedan o sigan teniendo, sigue siendo una institución respetada y admirada por sus ciudadanos.
Las monarquías en el mundo moderno
Supremacía nacional
Tras consultarle a Martínez sobre su lectura del fenómeno de la existencia de las monarquías en el mundo del siglo XXI, señaló que lo primero que hay que entender es que “las monarquías como instituciones son una forma de Estado y estas encarnan esa representación de la suprema ejercida por una familia o una persona que encarna la identidad de una Nación”, por lo que en varios casos, el Monarca es el Jefe de Estado Y se enviste como símbolo de unidad y permanencia, que arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones estatales, asume la más alta representación del Estado (particular y poderosamente enmarcado en el caso inglés), en las relaciones diplomáticas y ejerce las demás funciones que se le atribuyen.
Tras ser instituciones tan milenarias, las monarquías no están “al vaivén de intereses políticos ni de conflictos partidistas”, ya que estas representan una dinastía y esto genera una estructura más sólida, que aunque no significa que no sea objeto de críticas, por algunos actos de inmoralidad o por los privilegios de los que goza, representa esa identidad del pueblo, y en el caso británico de la grandeza en los ingleses, lo que genera un exacerbado patriotismo. Es decir, acabar con la monarquía es acabar con la voluntad del pueblo.
¿Una perpetuidad de las monarquías?
Un fenómeno sociológico que se vislumbra al estudiar este tema. Es que algunas sociedades ‘se aferran’ en cierta forma a sus Estados Monárquicos, de forma paralela a la transición de la mayoría de los países del mundo a los modelos democráticos y a los sistemas electorales, por lo que Marcela Martínez expone que son “tres grandes variables a considerar” las que impulsaron al mantenimiento de las monarquías en el mundo del siglo XXI: política, sociología y poder.
Reina Isabel II de Reino Unido (Q.E.P.D.) y Rey Juan Carlos de España |
En el aspecto político, señala que “lo que significa tener un monarca es contar con unas claras funciones de Estado, ya que quienes consideran que da estabilidad a las instituciones donde representan unas obligaciones en nombre de ese pueblo frente a las variables de los movimientos políticos, le asegura estabilidad a ese Estado, independientemente de los avatares políticos que puedan surgir en medio de coyunturas que la Nación pueda enfrentar
En el aspecto sociológico, expone que “hay un sentimiento colectivo de sociedad que les hace sentirse la grandeza de su Nación, la grandeza en la permanencia y la estabilidad de las naciones, que pese a los distintos sistemas y regímenes políticos, hacen que hoy por hoy en algunos Estados permanezcan y se consoliden ese poder de dichas monarquías.
Finalmente, en el aspecto del poder, expone que estas familias que rodean al rey, como una antiquísima figura, son consideradas en cierta manera y en algunos casos como ‘divinas’; y aunque hoy por hoy esta figura ha cambiado, lo cierto es que si el Rey o Reina ejecuta su poder con cierta justicia social, esto le permitirá perpetuarse en el poder, precisamente por todos los factores expuestos anteriormente.
¿Un posible efecto dominó?
Aunque para Martínez no es muy viable que se acabe la Monarquía Británica ni otras en el mundo, por las razones expuestas, sí considera que, en un caso hipotético que la Monarquía Británica tuviera una crisis de tal magnitud que terminara por derrocarla por completo, sí se causaría un efecto dominó en el planeta, porque se caería la más grande monarquía del mundo y los movimientos antimonárquicos jugarían un papel preponderante en ese hipotético momento. “Esto es sólo una hipótesis, porque en cuatro o más décadas de nuestra historia reciente, queda demostrado que los grandes Estados como el Británico aman las monarquías y sus sistemas de poder se mantendrán pese a las adversidades naturales que han sufrido hasta ahora”.
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