La empresa norteamericana Boom Supersonic podría lanzar su primer avión de pasajeros hacia 2029: se trata del Overture, un modelo supersónico que volará a cualquier parte del mundo en un promedio de 4 horas. El diseño XB-1 volaría a finales de este año y contaría con el avión comercial para 2023, con miras a empezar a volar para 2026 y masificar su comercialización para 2029. El avión tendrá una capacidad de entre 65 y 80 pasajeros y se planea transite más de 500 rutas, en su mayoría transoceánicas.
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Características del Overture de Boom Supersonic
Overture Boom Supersonic para 2029
El Overture medirá 61 metros de largo, tendrá 10 metros de alto y una envergadura de 32 metros, además de una “selección de cuatro motores que mantiene el peso y temperatura equilibrados” que según el fabricante “no requiere ajustes adicionales en la cadena de producción”, siendo un avión supersónico que integrará dos alas de gaviota con perfil contorneado que reduce la fuerza del impacto sónico, para optimizar las condiciones de crucero y subsónicas.
Boom Supersonic, la empresa fabricante con sede en Denver, anunció una colaboración con United Airlines para que esta aerolínea adquiera 15 aviones del modelo Overture, con miras a tener en 2029 una flota para el transporte masivo de pasajeros. “United continúa en su trayectoria para construir una aerolínea más innovadora y sostenible”, declaró Scott Kirby, CEO de United, además de señalar que los avances tecnológicos actuales hacen que sea más viable incluir aviones supersónicos, siendo este “nuevo Concorde” un avión que viajará a 4 veces la velocidad del sonido.
Boom Supersonic es una startup fundada en Denver en 2014 y cuanta con 150 empleados y una inversión lograda en rondas de negocios por un valor estimado a los US$270 millones de dólares, por lo que su meta técnica y financiera es superar algunos de los retos operativos que le pusieron un alto en el camino al Concorde.
Overture surcará los cielos en 2029
Los recuerdos del Concorde volando en los cielos europeos aún permanecen en la retina de muchas personas que contemplaron esta icónica maravilla aérea en aquellos dorados años 80 y que parece tener un nuevo y exitoso capítulo si todo sale según lo planeado, siendo el Overture el primer avión comercial grande y supersónico en tener cero emisiones de carbono desde su primer día de operación, con motores de combustible 100% sostenible.
“La visión de Boom para el futuro de la aviación comercial, combinada con la red de rutas más sólida de la industria, brindará a los viajeros de negocios y placer el acceso a una experiencia de vuelo estelar”, ha expresado Kirby, por lo que de ser exitoso, pondría a las firmas Boom Supersonic y United Airlines como el primer fabricante y la primera aerolínea, respectivamente, en más de un cuarto de siglo en maniobrar los viajes supersónicos.
Tanto Boom Supersonic como United Airlines han señalado que buscan cumplir con los requisitos de seguridad, operación y sostenibilidad, para superar los controles de certificación de una nueva aeronave bajo las leyes de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), entidad responsable de la seguridad y las regulaciones de aviación.
¿El Overture cambiaría el destino de la aviación comercial?
El avión Overture de la compañía Boom Supersonic pretende ofrecer una combinación de tranquilidad, comodidad y productividad desde el despegue hasta el aterrizaje con vistas inigualables con la oscuridad del espacio arriba y la curvatura de la tierra abajo, navegando a 60.000 pies de altura.
Historia del Concorde y los primeros vuelos supersónicos
Vuelos supersónicos: exclusividad y lujo del Concorde
Los viajes supersónicos, con fines no militares, se empezaron a gestar en 1976 con el primer vuelo de pasajeros del famoso Concorde, una aeronave que podía volar entre Nueva York y Londres en tan sólo tres horas, pero que para expertos en la materia “estaba plagado de obstáculos de diseño, problemas de mantenimiento y costos operativos demasiado altos”, por lo que tras las polémicas suscitadas por varios accidentes de estos gigantes a principios de este siglo lo obligaron a retirarse del mercado en el año 2003.
Hablar del avión comercial Concorde era hablar de una velocidad supersónica que parecía sacada de una película: hace casi treinta años, el extraordinario aparato fue capaz de cruzar el Atlántico de París a Nueva York en menos de tres horas, transportando a personalidades como la reina Isabel II, Margaret Thatcher, Elton John, Phil Collins y hasta al mismo papa Juan Pablo II, logrando la hazaña que entre sus primeras pruebas en 1969 y su retiro definitivo en 2003, era superar la velocidad aeronáutica y estar en dos continentes en menos de 24 horas.
Otro aspecto relevante era el lujo a la hora de viajar: más allá de los miles de dólares que costaba un viaje, el Concorde era sinónimo de exclusividad. Los uniformes de las azafatas los diseñó uno de los modistos de la reina Isabel II de Inglaterra y los cubiertos de la elegante cojinería fueron obra de la reconocida empresa francesa de platería fina Christofle.
Los costosos y exclusivos precios de abordaje también se traducían en la degustación de platos que no se veían en otros vuelos comerciales de lujo de la época, en las que, por ejemplo, el salmón y la langosta no podían faltar. Eran sin duda aeronaves costosas y su diseño exterior e interior, así como la experiencia a bordo eran sinónimo de esa lujosa experiencia de viaje veloz y a la altura de sus destacados pasajeros.
Fracaso de la era supersónica: tragedia del Concorde
Pero el Concorde también destacaba por las complicaciones que generaba: esos altos costos de abordaje tenían una estricta relación con la inversión para su mantenimiento y operación, por lo que si una compañía aérea quería fabricar un modelo tenía que invertir hasta tres veces lo que les implicaba tener un Boeing 747, añadiéndole costos elevados para el suministro de las grandes cantidades de combustible que consumía.
De hecho, hoy en día es de público conocimiento que la compañía Air France nunca obtuvo ganancias reales con este avión y aunque British Airways ha argumentado lo contrario sobre su experiencia, muchos especialistas desconfían de estas afirmaciones, desmentidas tras el fracaso definitivo de la aeronave Concorde en 2003.
Un aspecto de carácter técnico que pudo incidir en las dificultades para la tripulación fue su punta alargada, que le impedía a los pilotos ver más allá de la nave, por lo que debían inclinarle la nariz al avión en las facetas de carreteo, despegue y aterrizaje, lo que en parte también pudo incidir en el desastre que el Concorde ocasionó.
En julio de 2000 la experiencia a bordo del Concorde cambió dramáticamente cuando el vuelo 4590 de la compañía Air France, que despegaba del aeropuerto parisino de Charles de Gaulle rumbo a la ciudad de Nueva York, sufrió un devastador accidente a tan sólo 60 segundos de su despegue: mientras recorría la pista, tocó una lámina de metal y se estalló un neumático, por lo que la nave se prendió en fuego.
Esto ocasionó que el piloto no tuviera el tiempo necesario para maniobrar el aparato y aterrizar en el aeropuerto más cercano, por lo que se estrelló contra un hotel y derivó en la pérdida total de los 100 pasajeros a bordo y los 9 miembros de la tripulación, en un lamentable hecho que obligaría al mundo a darle una triste despedida a los vuelos supersónicos con un Concorde que dejó de volar definitivamente tras este trágico accidente.
Viajes supersónicos: la apuesta del Overture
Si bien es cierto que el lamentable suceso en París contribuyó significativamente en condenar al Concorde al olvido, el fundador y CEO de Boom Supersonic, Blake Scholl ha afirmado que la principal limitación de esta majestuosa aeronave fue económica. “Debido a la ineficiencia del combustible del avión, los tiquetes tenían costos cercanos a los 20.000 dólares”, explica Scholl, por lo que “no se podían ocupar 100 asientos a esos elevados precios”, por lo que aunque en Londres hizo algo de dinero “no se podía crear un negocio alrededor de esas tarifas”.
Scholl ha señalado que la alianza de Boom Supersonic y United Airlines tiene la intención de ofrecer viajes a precios comparables a lo que pagan hoy día los viajeros de clase ‘business’ (entre cuatro y cinco veces lo que cuesta un asiento en clase turista). Boom se apoyará en las décadas de avances tecnológicos que separan el diseño del Concorde del de Overture, que ha dado lugar a herramientas como materiales compuestos para el fuselaje y motores turbofán que son novedosos y mucho más eficientes.
“El Concorde tenía en su día turborreactores de postcombustión, la tecnología de vanguardia de la época” explica Scholl “pero hoy contamos con turbofáns que además podrán cumplir con la normativa de ruido” esquivando el otro gran problema que persiguió durante años al Concorde.
Es de precisar que, al igual que el Concorde, el Overture no podrá viajar por encima de Mach-1, la velocidad del sonido, sin generar una explosión acústica, por lo que las regulaciones le impedirán la posibilidad de volar a velocidades supersónicas por encima de muchos países, incluyendo Estados Unidos, aunque permitirá disminuir significativamente los tiempos de desplazamiento principalmente entre continentes.
Todo esto convierte al Overture en el primero, desde que Air France y British Airways dejaran de operar el Concorde en 2001, en utilizar este tipo de aviones supersónicos, lo que abre una nueva era de la aviación que todavía está por explorar, rompiendo la barrera del sonido sin generar más contaminación auditiva o viajar con las limitaciones económicas propias de otras épocas.
Apuesta financiera del Overture
De hecho, mediante estudios Boom Supersonic ha identificado 500 rutas diferentes en las que según Scholl el vuelo supersónico es viable; y aunque los precios de los tiquetes clase business de hoy son inasequibles para la mayoría de las personas, se espera que los viajes en los aviones Overture logren nivelar el coste operativo por asiento de estos vuelos supersónicos, siendo asequibles para la próxima generación.
“Por ahora, el XB-1 es como nuestro Tesla Roadster y el Overture es nuestro Model S” asegura Scholl y señala que aunque “estamos en el ámbito financiero de un 30% de mejora de la eficiencia” en comparación con el Concorde “podremos ajustar las cuentas y ofrecer la experiencia a la próxima generación”.
“El simple diseño de una versión más grande del Overture, una vez tenga éxito, podría ser suficiente para reducir el coste operativo por asiento” anticipa Scholl y argumenta que existen “muchos beneficios” que se consiguen “sólo con la expansión a un avión más grande”, por lo que la visión de Boom Supersonic es ser la compañía que construya un avión supersónico “en el que todos puedan volar”.
Para Kathy Savitt, presidenta y directora comercial de Boom Supersonic, el refinado diseño del Overture “es el resultado de 26 millones de horas de simulación de software, 5 pruebas de túnel de viento y 51 iteraciones de diseño”, asegurando que tuvieron que tomarse el tiempo necesario para aprender y repetir pruebas técnicas “millones de veces”.
“No hay nada como tener un avión real para aprender, además de los simuladores y las horas computacionales, lo que creo que ha dado como resultado un avance notable y un avión relevante”, destacó Savitt. La compañía Boom Supersonic tiene la ventaja de trabajar con modernas herramientas de diseño, como avanzados programas de diseño por ordenador, en lugar del “lápiz y papel” del que disponían los desarrolladores del Concorde hace casi 40 años, sostuvo en el evento de presentación del modelo Overture XB-1 el ingeniero del proyecto, Greg Krauland.
Por ejemplo, el Overture utilizará cámaras para permitir a los pilotos poder ver alrededor del inusual y alargado morro del avión supersónico, en lugar del mecanismo de morro inclinable que se utilizó en el Concorde.
La carrera por la nueva era supersónica: Overture y Bombardier
Bombardier y Overture ¿una carrera “que superará al sonido”?
Sin embargo, Boom Supersonic no es la única compañía en etapa de pruebas para recuperar el espacio supersónico perdido por el Concorde tras su trágica despedida hace dos décadas: Bombardier, una empresa canadiense fabricante de aviones con sede en Montreal ha asegurado que tiene listo para su comercialización en el corto tiempo el avión supersónico más rápido del mundo que transportará pasajeros.
Se trata del Bombardier Global 8000, un aparato aeronáutico de negocios que se encuentra en fase de desarrollo y que según su fabricante será “el más rápido y con mayor alcance del mundo”, con una capacidad para 19 pasajeros y velocidades cercanas a los 1.150 kilómetros por hora.
El comunicado de Bombardier asegura que espera que esta nueva tecnología aeronáutica pueda empezar a volar a partir de 2025, tras señalar que otro avión de la misma empresa, el Global 7500 alcanzara los 1.280 kilómetros por hora en un vuelo de demostración realizado durante este año y haciendo su viaje de prueba con combustible de un avión sostenible y logrando la velocidad supersónica.
Éric Martel, presidente y CEO de Bombardier ha indicado que “el Global 8000 aprovecha los extraordinarios atributos del modelo Global 7500”, con una altitud de cabina equivalente a 883 metros, “proporcionándole a nuestros clientes un avión insignia correspondiente a una nueva era”.
Espionaje en la aviación supersónica
Tupolev: el “Concorde ruso” del que poco se habla
Si bien es sabido que el Concorde fue el avión supersónico más conocido del siglo XX, lo cierto es que no fue el único. De hecho, investigadores aseguran que Tupolev TU-144 superó al Concorde, aunque de este avión supersónico ruso pocos hablan.
Su primer vuelo de pasajeros despegó de Moscú el 1º de noviembre de 1977 y aterrizó en Almatý en Kazajistán tan sólo dos horas más tarde, alcanzando velocidades iniciales de 2.000 kilómetros por hora y logrando con ajustes viajar a un máximo de 2.500 km/h. En la actualidad, los aviones comerciales realizan ese recorrido en poco más de 4 horas.
Su éxito fue breve pero intenso y pronto realizó nuevas rutas, viajando posteriormente de Moscú a Jabárovsk, llegando a planificar viajes a La Habana, Cuba, con una escala en Islas Azores en Portugal, aunque estos finalmente no se materializaron, por lo que tuvo un período de operación comercial de pasajeros de tan sólo 8 meses.
De hecho, sólo Reino Unido, Francia, Estados Unidos y la antigua URSS, estos dos últimos en el ámbito exclusivamente militar, han logrado crear aeronaves supersónicas pesadas, siendo la construcción de esta clase de aviones una labor extremadamente difícil que exige fuertes inversiones de capital y grandes períodos de prueba, que deberán sortear los nuevos desarrollos que en aviación supersónica se quieran hacer para no repetir el problema que este tipo de transporte enfrentó en el siglo pasado.
Aviación supersónica y su historia de espionaje
Pese a estas adversidades, Tupolev y Concorde son los únicos aviones comerciales supersónicos del planeta, ya que el uso de estos desarrollos de ingeniería de punta fue principalmente de uso militar, con una “guerra fría llena de espías, microfilms y traiciones”, en la que no hubo un claro vencedor y que hoy empieza a generar nuevas expectativas sobre la aviación supersónica en los aeropuertos del mundo, anclada de preocupaciones por la posible incidencia de la tecnología 5G en la operación de la navegación supersónica.
La historia señala que poco después de comenzar los trabajos de diseño del Concorde, varios espías soviéticos fueron instruidos para obtener información sobre el novedoso proyecto europeo supersónico, hecho del que el Reino Unido se percató en 1964, tras un año en el que los espías soviéticos llevaban ya un año infiltrados en el proyecto Concorde.
Paradójicamente, mientras el Concorde se coronaba como el rey supersónico, el espionaje y la carrera por la aviación supersónica iniciaba su trágico camino: el 3 de junio de 1973 en París, delante de 200.000 espectadores, el TU-144 que estaba realizando una exhibición de prueba tras el Concorde, se estrelló, hecho que aunque inicialmente se atribuyó al piloto, más tarde teorías apuntaron a la presencia de un avión en un espacio ilegal, en un hecho que cobró la vida de toda la tripulación y ocho civiles en el área.
Sin embargo, la estocada final para el TU-144 fue la catástrofe que tuvo lugar el 23 de mayo de 1978 en la región de Moscú durante un vuelo de prueba sin pasajeros, incidente que cobró la vida de dos de los ocho miembros de la tripulación de aquella aeronave.
Futuro de la aviación
Era supersónica en la estrategia militar
Las compañías Boom Supersonic y Northrop Grumman inician una colaboración para brindar soluciones de misión a las fuerzas armadas de Estados Unidos y sus aliados, luego de la firma de un acuerdo de asociación en el Salón Aeronáutico Internacional de Farnborough, realizado el pasado mes de julio en Hampshire Reino Unido, con el que buscan “combinar la experiencia en integración de sistemas de defensa aerotransportados de Northrop Grumman con el avión supersónico Overture de última generación de Boom”, expuso el presidente de Northrop Grumman Aeronautic, Tom Jones.
Tras el anuncio, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha firmado un contrato para el desarrollo de una versión que podría servir como el futuro Air Force One y ambas compañías señalaron que esperan que Japan Airlines, que ha invertido US$10 millones de dólares en Boom Supersonic, se convierta en el cliente de lanzamiento tras la firma del contrato.
Vuelos supersónicos y aviones sin piloto ¿el futuro de la aviación?
Otra innovación que podríamos ver antes de finalizar la década es la práctica de los aviones sin piloto, tras los anuncios de las multinacionales Airbus y Boeing y que operarían vuelos comerciales con inteligencia artificial, sin duda un gran avance tecnológico que no deja de generar voces de rechazo en todo el mundo, por la ambiciosa apuesta que pondría en riesgo a los pasajeros, afectaría los empleos de los pilotos, podría causar efectos económicos muy fuertes sobre la operación aeronáutica y significaría cambios drásticos en las políticas aéreas.
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